
La situación actual
Ya fue demostrado, a nivel mundial, que el tratamiento de rutina de los pacientes esquizofrénicos no impide la recaída de la enfermedad y que el 50% recae dentro del primer año de la última crisis. En el período de 5 años posteriores al primer episodio el 84% de los pacientes es reinternado un mínimo de dos veces. Así, luego de la primera descompensación, los individuos con esquizofrenia pasan del 15 al 20% del tiempo de vida que les queda internados (Kissling, 1991). Un factor importante en esta situación es la falta de aceptación del tratamiento, por falta de conciencia de enfermedad y por la consecuente intolerancia al mismo, que llega al 75% de los casos luego del primer episodio y desciende sólo al 40-50% a posteriori (Kissling, 1991). La Organización Mundial de la Salud señala que la enfermedad mental crónica es responsable de 2/5 de la discapacidad mundial total, afectando predominantemente a gente joven (Sartorius, 1993).
Desde el punto de vista económico, lo antedicho se traduce en un alto costo para los sistemas de salud. En Madrid, por ejemplo, la prevalencia (cantidad de casos en un momento dado) de trastornos mentales es de un 2% anual en la población de entre 15 y 65 años de edad. Estos pacientes consumen el 20% del costo del total de tratamientos ambulatorios ; por otro lado, el 74% de las internaciones psiquiátricas anuales está compuesto por reinternaciones (Blanco de la Calle, 1997). En Alemania Occidental, el tratamiento de los pacientes esquizofrénicos representó en 1990 un gasto de u$ 7.000.000.000 al año (Kissling, 1991). En los EE.UU. el tratamiento de la esquizofrenia insumió u$32.000.000.000 en 1990. Esto representó el 22% de los costos totales en salud mental y el 2,5% del costo total de salud de ese año (Glazer , 1997). La tasa promedio de mortalidad de los pacientes esquizofrénicos es más del doble que la de la población general. Esto se debe a la alta comorbilidad por enfermedades médicas, a la falta de evaluaciones médicas cuidadosas y a la falta de tratamientos adecuados (Felker, 1996).
A largo plazo los pacientes serán internados en forma crónica. En el interín, su obra social o prepago deberá hacerse cargo del 50% del costo de la medicación (el 100% durante la internación), que tiene un valor promedio mensual alto. Estas cifras deben calcularse para los 30 a 40 años promedio de supervivencia de los pacientes luego del primer episodio psicótico, de los cuales -como se mencionó más arriba- pasarán 4 a 6 años (48 a 72 meses) internados.

¿Qué otra opción existe?
La eficacia del tratamiento de sostén está bien establecida, pero requiere monitorización permanente (Schooler, 1997). P. Morgan y G. Ireland (1997), en una investigación realizada para el Departamento de Salud de Australia, encontraron que los pacientes que participaron de un programa de resocialización utilizaron un 42% menos de servicios de salud, el índice de días internación se redujo en un 31% y las consultas psiquiátricas en un 21%; en un año de funcionamiento el costo del tratamiento anual por paciente se redujo de u$ 9.000.- a u$ 4.000.-
En la Agencia de Servicio Village, del Condado de Los Ángeles, EE.UU., el porcentaje promedio de recursos invertidos en cuidados institucionales es de un 6% en comparación con el 42% que requiere el sistema de salud del Condado de Los Ángeles (La Aldea, 1997). La rehabilitación y resocialización de pacientes graves en una Casa de Medio Camino (de puertas abiertas) requiere un promedio de 12 a 24 meses, dando por resultado que los pacientes no se descompensen en el lapso de 48 meses como mínimo o que sea posible abortar dichas descompensaciones dentro de la semana de iniciadas. Además, el paciente se vuelve en muchos casos, autosuficiente. Aumentan sus posibilidades de lograr un trabajo estable y, con este, su pensión por discapacidad, un bajo subsidio para vivienda y control ambulatorio periódico puede desempeñarse en la comunidad.
Los pacientes son atendidos en forma más eficiente y las enfermedades clínicas generales son precozmente diagnosticadas y tratadas, disminuyendo el costo y las secuelas de las mismas.

Resumiendo
Si se considera que, en promedio, el paciente pasará aproximadamente 40 meses internado a lo largo de 10 años, el costo económico actual de ese período de enfermedad mental, sin incluir otros costos indirectos (pérdidas de horas de trabajo de los familiares, mal uso de servicios generales de salud, secuelas costosas de enfermedades clínicas, mayor tasa de accidentes, mayor necesidad de sostén psicológico para el paciente y sus allegados) o intangibles (sufrimiento de los pacientes y de sus familiares) puede alcanzar cifras muy elevadas, mientras que rehabilitando al paciente en un sistema de Casa de Medio Camino este acepta mejor el tratamiento, disminuye en forma importante la tasa de recaídas que requieren reinternación, generando un costo de tratamiento menor y se puede lograr que el paciente contribuya, al menos parcialmente, a su manutención, lo que contribuye a aumentar su autoestima y su calidad de vida.
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